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ABC: ««La promoción residencial ha sido ahora un sostén frente a la crisis» Entrevista a Jesús Vera, Presidente de Grupo ABU»

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Entrevista a Jesús Vera, Presidente de Grupo ABU - ABCEntrevista a Jesús Vera, Presidente de Grupo ABU - ABCEntrevista a Jesús Vera, Presidente de Grupo ABU - ABC

 

Entrevista en formato texto


«La promoción residencial ha sido ahora un sostén frente a la crisis»

JESÚS VERA CARRILLO – PRESIDENTE DE GRUPO ABU

Los grandes proyectos no se han parado y el sector ha seguido generando empleo incluso en los peores momentos de la crisis. «Es un ejemplo de la profesionalización de este negocio», afirma el empresario

Hace una década la promoción inmobiliaria estaba prácticamente a cero. Jesús Vera decidió retomar entonces la actividad con un pequeño proyecto junto a la Plaza del Museo en Sevilla de la mano de inversores como el futbolista Aitor Ocio.

Constató que existía ya una demanda latente para proyectos con una buena ubicación, personalizados y a un precio atractivo, y entró paulatinamente en nuevas iniciativas de mayor tamaño. Tras entregar más de 400 viviendas y con una cartera en marcha de otras 1.200, Grupo Abu es ahora una de las mayores firmas de capital andaluz.

«La crisis del Covid no ha afectado sustancialmente al negocio inmobiliario, que en este nuevo ciclo está muy saneado y realiza proyectos muy medidos», recuerda este empresario.

—¿El Covid ha afectado a los precios de la vivienda?
—No, los precios se han mantenido estables. Sí se han generado nuevas tendencias, como la búsqueda de espacios abiertos, y ha propiciado incluso un pequeño boom en el segmento de viviendas con amplias terrazas y unifamiliares, ya
que en el confinamiento muchos han detectado los defectos de su hogar y se han decidido a cambiar.

—¿Y el valor del suelo también se mantiene estable?
—Lo uno es consecuencia de lo otro. Esta crisis ha mostrado que la promoción inmobiliaria es ahora uno de los negocios más saneados de la economía española. Nadie compra un suelo pensando que tendrá una revalorización en el futuro, sino que se analiza el precio final del producto y se evalúa si existe una demanda suficiente. Dado que las entidades financieras exigen que haya un porcentaje muy considerable de preventas, tampoco se especula con el precio de la vivienda.
Es la consecuencia lógica de que solo haya profesionales en el sector, pues ya no existe ese intrusismo del ‘boom’ en el que lo mismo promovía un notario que un médico. En esta crisis hemos sido un sostén de la economía.

—Abu ha crecido captando inversores para cada uno de sus proyectos. ¿Seguirá con ese modelo en el futuro?
—El grupo Abu actúa como una gestora de proyectos. Un grupo de cinco socios aportó un fondo de 50 millones de euros para iniciar la compra de suelos y en cada una de las promociones creamos una sociedad en la que se incorporan nuevos inversores, que en total suman casi un centenar. Ahora tenemos más de veinte proyectos en marcha repartidos en Málaga, Sevilla, Cádiz o Huelva que van a generar una cifra de negocio aproximada de 380 millones de euros. Estas inversiones ya están madurando así que nuestro objetivo es constituir un nuevo fondo porque, según las proyecciones que tenemos, podemos doblar nuestra actividad.

—La compañía nació en Sevilla. ¿En qué mercados se va a fijar en el futuro?
—Estamos abriendo una delegación en Málaga para crecer en la Costa del Sol y Andalucía Oriental. Actualmente estamos desarrollando proyectos en Mijas, Benalmádena y Marbella y vemos que el potencial es muy grande.

—¿El Covid no ha retraído la demanda de extranjeros?
—Ha afectado a la movilidad y los potenciales compradores no han podido venir a ver las viviendas, pero estimamos que se avecinan muy buenos años en la Costa del Sol. Estamos trabajando con agencias internacionales que comercializan las viviendas en los mercados de origen y nos comunican que el interés es altísimo. La familia alemana o noruega que ha estado todo el año encerrado en su casa tiene ahora más ganas que antes de pasar largas estancias en un destino soleado y consolidado como es la costa malagueña. En Andalucía occidental había una demanda embalsada tras la anterior crisis que poco a poco se ha ido agotando, pero en el caso de las viviendas para extranjeros el potencial es muy grande.

—También ha promovido en Cádiz o Zahara, ¿se plantean crecer en otros destinos vacacionales?
—Vamos a focalizarnos también en el Algarve, donde vemos posibilidades de crecer con rentabilidad. Al igual que la Costa del Sol, tiene una demanda potencial por parte de ciudadanos británicos muy relevante, y en este caso también
consideramos que se avecinan unos años propicios.

—¿Qué planes de crecimiento mantiene en Andalucía occidental?
—En Sevilla hay demanda, pero no hay suelo, así que estamos estudiando las posibilidades que surgen; en Córdoba la recuperación llegó antes, con lo cual ahora es un mercado más maduro; la demanda en Huelva también tiene algunas limitaciones, así que en estas provincias vamos a ser muy selectivos con las operaciones que abordemos.

—Las familias compran viviendas de reposición. ¿La crisis va a retrasar aún más la incorporación de los jóvenes al mercado de la vivienda?
—Con los tipos de interés actuales la cuota de una hipoteca a tipo fijo a treinta años por el 100% del valor de la vivienda es más asequible que el alquiler. Hoy para acceder a una vivienda se requiere un ahorro equivalente al 20% del valor de la misma para la entrada y los impuestos, que es la parte que no financian las entidades bancarias. Por otra parte no hay VPO, ya que el código técnico actual hace inviable la construcción a precios asequibles, lo cual es absurdo. Nosotros vamos a lanzar una prueba piloto en una promoción en Tomares, donde nosotros aportamos la financiación con un préstamos personal de ese 20% para jóvenes, pero el sector y la administración debe buscar soluciones más globales.

—¿La administración podría subvencionar ese 20%?
—La Administración no tendría que subvencionarlo sino avalarlo, que es más fácil y más barato. La morosidad es bajísima, así que es improbable que se pierda ese dinero, mientras que el 30% del importe de una vivienda son impuestos, como el IVA o el AJD, así que se generan ingresos para las arcas públicas. Siempre se ha tildado la propensión a la compra de una vivienda en España como un hecho diferencial con respecto a Europa donde hay más alquiler, pero con las pensiones tan bajas que hay en nuestro país la posesión de la vivienda es una forma de ahorro para la jubilación.

—El sector ha tenido problemas de crecimiento por falta de profesionales cualificados. ¿Sigue existiendo ese déficit?
—Tras la crisis de 2008 hubo numerosos profesionales que salieron del sector de la construcción y no volvieron. En muchos casos se trataba de oficios que se enseñaba de padres a hijos, con lo cual se han detenido trayectorias que aseguraban que hubiera siempre un flujo suficiente de personas cualificadas. Ante esta situación la única solución es arbitrar fórmula de formación profesional que capaciten de nuevo a los profesionales, porque estamos en una región con un paro muy importante y aquí hay trabajo con buenas remuneraciones. También es necesario avanzar en la industrialización de procesos en la construcción.

—La economía se está digitalizando. ¿El sector inmobiliario también lo está haciendo?
—Se han acelerado tendencias. Una de las características que nos ha permitido crecer como empresa es que le ofrecemos al cliente la posibilidad de personalizar su vivienda. Es complejo, pero ha sido una ventaja competitiva. De hecho, nuestra marca tiene un nivel de reconocimiento cada vez mayor gracias a esto, porque los compradores hablan mucho de nosotros a sus familiares y amigos, pues su relación no termina con la firma de la compra, sino con la elección de cómo quieren que sea su hogar. Ahora estamos desarrollando una APP, junto a un socio tecnológico, para permitir que todos estos cambios se puedan realizar a través de esta aplicación, con lo cual generamos una experiencia que no tendrá
nadie en el sector. Tanto en este ámbito, como en el que citaba antes de la industrialización de la vivienda, las posibilidades de innovar son enormes.

—¿Qué lecciones no ha olvidado de la crisis del ladrillo?
—Yo nací en una familia humilde, nunca me faltó de nada, pero tuve que comenzar a trabajar desde muy joven. Entré muy pronto en una inmobiliaria y mi primer proyecto fue la reforma de dos viviendas. Poco a poco crecí como emprendedor y realizaba al año unas veinte viviendas, armando siempre operaciones que exigían la máxima eficiencia en los recursos, sencillamente porque no podía cometer el lujo de equivocarme. Esa filosofía de ajustar al máximo los recursos y estudiar bien el mercado antes de iniciar cualquier proyecto ha sido esencial para construir Abu.

 

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