El monumento natural que sirve de frontera entre las playas de La Carihuela y El Bajondillo es conocido como la Punta o el Morro de Torremolinos. Este paraje ejercía antiguamente de límite físico entre ambas zonas, hasta que la prolongación del paseo marítimo permitió disfrutar de su recorrido, y encierra la historia de una de las zonas más visitadas del litoral malagueño.
Pese a las excelentes condiciones naturales y a su potente industria molinera, Torremolinos arrastró durante siglos un grave problema: resultaba especialmente vulnerable desde el mar, por lo que fue objeto de sucesivas oleadas de invasores y piratas. Esta deficiencia propició que, en el siglo XVIII, aprovechando el mirador natural que ofrecía el Morro, se ubicase una batería defensiva.
No era, ni mucho menos, el primer intento de proteger la zona; en torno al año 1300, bajo dominio nazarí, se construyó una torre de defensa situada al final de la calle San Miguel. En ordenanzas de 1497 ya figuraba como Torre de los Molinos, símbolo fundamental para comprender la composición del nombre de la antigua barriada malagueña.
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