Cádiz es una encrucijada en el tiempo y una joya por su ubicación en el mapa. Durante muchos años ha sido el punto de la península ibérica más abierto al mundo, todo un lugar estratégico cuyo puerto tuvo el monopolio con las colonias americanas durante muchos años. Al estar rodeada de mar por todos lados, como si fuera una isla, cada una de sus caras servía de nexo con el exterior.
Además, la costa gaditana posee una de las mayores extensiones de costas, con maravillosas playas de dorada y fina arena abiertas al Océano Atlántico. Su nombre, Costa de la Luz, proviene de la intensa claridad que resalta la pulcritud de las calles, el encalado de los muros, el dorado de las dunas y el reflejo del mar. Sin duda, la fotografía que todos tenemos en las retinas al hablar de esta ciudad.
Más allá del verano, a cuyas playas acuden fascinados desde todo el mundo, el dinamismo de la luz y del viento hacen de ella un lugar muy especial, generando una imagen casi cinematográfica. Siempre que se habla de la luz de Cádiz se piensa en las épocas estivales, pero en otoño no para, cuando el sol está más bajo se mueve rápida entre las nubes y es más fina, más elegante, más sutil.
Cádiz, mucho más que Sol y playa
Sus habitantes viven un Cádiz real, alejado de los reportajes en prensa y las reseñas de las operadoras turísticas. El barrio de Santa María, la playa de Santa María, la Alameda Apodaca, el Barrio de La Viña, el mercado de abastos, el catamarán que cruza la bahía… Siguen ahí el resto del año. El mismo Cádiz de encrucijada histórica y patrimonial, pero vivo y real para quien la pasea a diario.
Vivir en Cádiz brinda la oportunidad de contemplar sus atardeceres más allá de La Caleta o en los bajos del Balneario de la Palma. Es un emplazamiento de lo más oportuno, para quienes apuestan por la calidad de vida, el sol y buen clima a favor y la calma.
La Torre ABU, el residencial más alto de la capital que ya ha comenzado a construirse, será el lugar perfecto para rendirse a la luz de Cádiz. La claridad y la intensidad de la Costa de la Luz inundará cada rincón de los futuros hogares en los que cada ventana regalará una panorámica inigualable. Además, en la cubierta del edificio, un lugar privilegiado a veinte plantas de altura, se encuentra un fantástico mirador con terraza, solárium y piscina en la que relajarse y disfrutar de todo lo anterior casi sin salir de casa.
Sin duda, la guinda del pastel de Torre ABU es su cubierta, la más elevada de Cádiz. Una gran terraza de diseño con un encanto y ambiente excepcional, con una amplia zona chill-out y una magnífica piscina comunitaria con solárium. Sus espectaculares vistas ofrecen una panorámica única de la ‘Tacita de Plata’ y la Bahía de Cádiz con el Atlántico de protagonista. Espacios para enamorarse, cuidadosamente diseñados con acabados de alta calidad y máxima seguridad.
